domingo, 30 de septiembre de 2018

Influencer

El otro día me crucé en el ascensor de casa con un vecino algo mayor que yo. Nuestra única conversación fue un educado - ¿a qué piso va?-. Con la “crisis de los 30” amenazando, me tomé estas simples palabras de cortesía, como una señal irrefutable; me hacía mayor.. 

Lo primero que hice al entrar a casa fue mirarme al espejo y comprobar que aún seguía teniendo cara de joven, pero después, me dio por pensar por qué resulta un halago, un síntoma de educación o tal vez algo qué te debería diferenciar de los demás para ser tratado como tal.

Desde joven, he aprendido a base de reprimendas, a tratar a los mayores de usted, como una muestra de respeto al camino que ya habían recorrido en sus vidas. Ese respeto, homenaje o como queramos llamarlo puede deberse a varios motivos.

Una opción podría ser haber conseguido algún mérito por tu trabajo, basicamente algo que haya repercutido positivamente en la vida de los demás, vale desde un cirujano hasta la persona que se encarga de que tu camino de casa al trabajo esté limpio. 
Otra alternativa podría ser la de mantener bien cuidados ciertos pilares como, psíquico, emocional e intelectual, tu aspecto físico... Así de sencillo, al final lo de estar en forma va a resultar lo menos complicado. Podría resumirse en haberte convertido en lo que tu padre considera ser un hombre.

Aquí podríamos poner como una especie de tabla de mandamientos y recomendaciones:

-No vistas, hables o actúes como los demás si no quieres que te traten como a los demás. En un mundo tan superficial como el nuestro, la carta de presentación debe estar bien cuidada.

-Dedícate tiempo a ti mismo. Da igual que sea ir a darte un masaje o salir a correr. Necesitas alejarte de todo para ver que los problemas no son tan grandes como cuando los tienes encima.

-Practica un deporte en el que disfrutes. Si no se te da bien, mejor.

-Sonríe más, algún día necesitarás una de vuelta (por cierto, si necesitas arreglártela...).

-Ser un buen amigo son más que unas copas el fin de semana. Tal vez sea a la vuelta de las copas, cuando el alcohol empieza a soltar la lengua, el momento para estar en tu sitio y aconsejar lo mejor posible a alguien a quien aprecias. 

-Ser exigente está bien si luego eres generoso. El inconformismo a largo plazo no es bueno, te hace no apreciar lo conseguido. 

-Tener paciencia, seguramente ni el sitio más insignificante de Roma se hizo en un día y tus objetivos deben requerirlo.

-La puntualidad es una gran virtud, pero a veces hacer esperar puede recordar a los demás que sin ti no hay mambo. 

-No seas hipócrita, aunque te cueste problemas, tienes mil maneras de decir las cosas (Mourinho tenía razón también en esto).

-Tu palabra es de honor, no de horror.

-Jamás olvides dónde empezaste y dónde quieres acabar. Como me dijeron el otro día: No olvides ir al principio de las cosas.

-En tu lista de música: Ed Sheeran feat Andrea Boccelli > Maluma & cia, aunque si suena Scooby Doo Pa Pa y la situación lo requiere, tendrás que estar a la altura.

-No te avergüences de decirle a una chica lo que sientes por ella.

-Disfruta tanto de una cena en El Babero como de un bocadillo de calamares de El Brillante.

-Aprende a conocerte, a soportarte, te ayudará a hacerlo con otros tan complejos como tú. 

-Comer solo puede ser un placer como hacerlo acompañado, también es una buena oportunidad para convertirte en el mejor cliente del sitio.

-Queda con alguien que te conozca bien y no tenga reparo en decirte lo que estás haciendo mal o haga cuestionarte tu camino. 

Pero sobre todo, vive tu vida a tu manera, disfruta de lo que haces y trata con respeto a los demás, como aquel chico que me llamó de usted sin conocerme. Al final, en la época de los influencers, no nos damos cuenta de que aún sin ser una súper estrella, eres un ejemplo para el resto.


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